jueves, 26 de noviembre de 2009

El petróleo como elemento de poder

El mismo mercado económico que enarboló durante tantos años la bandera de que la contaminación “no generaba cambios en el medioambiente”, posiblemente será el encargado de impulsar durante los próximos años a las motorizaciones híbridas a nivel mundial, ya que los Estados no tienen políticas que promuevan éstas tecnologías. El sistema híbrido es menos contaminante, es el paso intermedio entre las viejas tecnologías de combustión fósil-que consumían demasiado petróleo- y las “futuras” motorizaciones que casi no lo consumirán. ¿Por qué de repente apareció este amor hacia la naturaleza por parte de las automotrices?, ¿El sector petrolífero no tiene nada que objetar? Es claro que el mal llamado “oro negro” es una mercancía importante para el desarrollo industrial, que a menos de que se encuentren nuevos yacimientos o se invente alguna tecnología para crearlo sintéticamente, desaparecerá durante el siglo XXI. El principal mecanismo por el cuál el petróleo puede ser apropiado por las potencias mundiales tiene estrecha relación con que las naciones que son dueñas de él no tengan “poder” para manejarlo. Esta podría ser una de las tantas razones del por qué existen sinnúmeros de guerras en las regiones estratégicas, como Medio Oriente o África, que están inmersas - en su gran mayoría- en la pobreza, el hambre y las plagas, que no pueden ser detenidas por falta de fondos. Resulta incomprensible que de los países “pobres”, las empresas petrolíferas como la Exxon Mobile, la Britsh Petroleum o la tan temida Chevron-Texaco, extraigan el petróleo y obtengan ganancias monumentales. ¿A quién le conviene que el oro negro se acabe? Quizás esta es una de las razones del por qué se están asomando tecnologías “limpias”, que combinan petróleo y electricidad. Las grandes multinacionales del petróleo deben estar satisfechas con los avances que las automotrices han logrado. ¿Por qué? Seguramente porque se abre el camino para llegar a exprimir al máximo las ganancias que se obtiene gracias a los litros de esta “bendita” sustancia, que genera grandes riquezas para unos pocos; y muerte, guerra y pobreza para muchos. Disminuir la contaminación quizás sea el “pretexto justo” para consolidar un precio elevado para el petróleo. Durante el 2008 el barril tocó su valor más alto, 145 dólares, ¿Por qué no llevarlo a 300 o 400 dólares? Probablemente la gente no se dé cuenta, si de todas formas en un futuro manejaran sus vehículos por el mismo precio, no les importará la cantidad del combustible dada, sino el rendimiento. La diferencia estará en que si antes recorrían 100 kilómetros con 8 litros, en el futuro quizás lo hagan con 4 o 3 litros, pero al mismo precio de lo que antes costaban los 8 litros o mayor aún. Por lo cual es muy probable que “el auto ecológico” tarde mucho tiempo en comenzar a venderse masivamente, quizás lo sea cuando el petróleo se haya agotado por completo. El hecho de cambiar la tecnología de propulsión será una decisión trascendental, pero no estará relacionada con un acto por el “bien común” para disminuir el cambio climático y los daños que esto pueda provocar a la salud de las personas. Como todo en el capitalismo, la condición fundamental para cambiar a la tecnología ecológica estará ligado con el egoísmo empresarial y la maximización de las ganancias, mientra tanto detrás de ello una buena cifra monetaria.

Por Juan Manuel García

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